En el post anterior expliqué un poco las características de este CGM y mis peripecias a la hora de adquirirlo en el país de Mr. Bean, y ahora os contaré la gran aventura de enfrentarme por, prácticamente, primera vez a un cacharro de estos. Digo esto porque tan solo llegué a probar el freestyle en un par de ocasiones y no me llegó a convencer mucho; en mi opinión personal, eso de tener que pasar el lector por el sensor para hacer una lectura y “librarte de los pinchazos” no me suponía una gran ventaja, pues no soy nada aprensivo a los pinchazos y si, por lo que fuere, tengo que hacerme cincuenta glucemias, me las hago (ojo, que para otras cosas sí que puede llegar a servirnos, y por aquella época no sabía de la existencia de bluecon o miao-miao).

Antes de empezar me gustaría agradecer a la gurú de la tecnología diabética, Susana, una mujer admirable, superimplicada, siempre dispuesta a ayudar y con unos conocimientos infinitos. Me ha ayudado muchísimo con algunas dudas en cuanto a estirar el sensor, Nightscout… Lleva un blog muy recomendable junto a varias amigas donde hablan de tecnología, CGM, páncreas DIY, cosas del día a día en un diabético…no te lo pierdas: Repúblika Diabetes.

Llegó el paquete:

Todo el contenido del paquete.

Al fin llegó el ansiado paquete y esto es lo que me venía. Por una parte, en la caja grande se encontraban los 3 sensores que vienen directamente unidos al aplicador y empaquetados individualmente. Por otra parte, en la caja pequeña se encontraba el pequeño transmisor y además una guía rápida y otra más completa (obviamente en inglés, pero aquí podéis encontrarla en español)

 

 

 

 

El transmisor en su caja.

Como he dicho más arriba, soy un poco novato en este tema, por ello voy a ir poniendo las cosas que hice y algunas reflexiones personales. En primer lugar, esperé a tener una glucemia dentro de rango y estable; sin insulina activa y con la digestión ya hecha. Esto, diría, que es prescindible, y aún más con este modelo de sensor que me ha demostrado tener una capacidad de autocalibración muy acertada, por lo que, teniendo una glucosa medianamente en condiciones, podría habérmelo insertado y haberlo dejado unas horas o incluso un día entero sin acoplarle el transmisor; De esta manera, el filamento del sensor se empapa bien de líquido intersticial, líquido del que extrae las lecturas de glucosa (ya que los CGM no leen la glucemia en sangre). El caso es que yo esperé y por la tarde ya tenía la glucemia en 130 y pico en dos pruebas que me hice con media hora de distancia.

Se puede apreciar el finísimo filamento que entra en contacto con nuestro liquido intersticial.

Como dije al principio del post, yo no soy nada aprensivo a los pinchazos, pero aún así debo decir que el aplicador hace de la colocación del sensor un suspiro. Es mucho más dolorosa la colocación de la cánula de la bomba de insulina que de este aparato. Existen muchos videos en internet sobre la inserción del sensor (podéis buscar en YouTube) y la verdad es que es facilísimo; tan solo hay que quitar la pestaña de seguridad del botón naranja, quitar las pegatinas (importante guardar la pegatina donde viene el código del sensor si queremos estirar su uso más tiempo), pegar en la piel y apretar el botón naranja. Cero dolor.

Tal que así queda el sensor.

El sensor quedó como podéis ver en esta imagen de la derecha, donde también se aprecia que tuve que rasurar la zona para que la pegatina del sensor pegara bien en la piel. Una de las desventajas de ser hombre.

¿Dónde me lo coloqué? Pues esta fue una de las primeras dudas que me surgieron. Dexcom aconseja colocarlo en el abdomen o en el cuadrante superior del glúteo en edades de entre 2 a 17 años (la verdad es que no entiendo esta distinción por edades) pero lo cierto es que los CGM puede colocarse en cualquier zona donde haya bastante carne, pues esto quedaría en tejido subcutáneo, igual que la cánula de una bomba de insulina o la insulina cuando se inyecta mediante pluma. He visto imágenes de sensores colocados en todas partes; prácticamente todas las zonas del abdomen, el clásico sensor colocado en la zona posterior del brazo, en el antebrazo, en los gemelos, en el muslo… ¡He visto una imagen de un señor arvellanado con un sensor sobre el pecho! (uff, me he marcado un Blade Runner).

Según lo que he leído, el sitio donde más suelen aguantar y donde mejor suelen funcionar es en el muslo, pero imagino que también dependerá de cada uno, su fisionomía, sus actividades cotidianas… mi razonamiento a la hora de colocar este sensor fue usar una zona recomendada por el fabricante y que a la vez yo tuviera total control y acceso; es por eso que me decanté por el abdomen. Por otra parte, tengo un abdomen prominente, con empaque (sí, estoy un poquito arvellanado yo también).

Tras insertar el sensor, lo único que queda es colocar el transmisor encima. Encaja sin problema; primero la parte estrecha y luego se empuja la redondeada hasta que hace un “click” que nos indica que está perfectamente colocado y agarrado.

Inicializando…

Antes de nada, decir que mi móvil no es uno de los agraciados en esa generosa lista de móviles compatibles (ironía modo on). Puedes comprobar si tu móvil es compatible aquí, pero ya te adelanto que tan solo es compatible con Iphone y Samsung, aparte unos cuantos smartwach. Yo lo de los smartwach no lo controlo, pues me pone nervioso llevar algo en la muñeca y nunca uso pulseras, relojes ni nada por el estilo, así que no tengo ni idea de que tal funcionará en ese formato.

También existe la posibilidad de comprar un receptor, pero este cuesta 550€ (unos 335€ en UK), pero creo que con ese dinero o te compras un Iphone de segunda mano o ahorras un poco más y te lo compras de primera, es otro gasto que creo que es un poco exagerado. Me llama la atención que los móviles compatibles sean todos, por así decirlo, de alta gama… si tienes un móvil de alta gama, digo yo, que vivirás acomodadamente y podrás permitirte un receptor, por ejemplo; mientras que si tu presupuesto es más ajustado tratarás de ahorrarte cualquier gasto.

Mi móvil es un Xiaomi Redmi Note 5, que usa Android 8.1 y como dije antes, no es de los compatibles. ¿Qué hice entonces? Afortunadamente, en el intrincado mundo de internet encuentras solución para todo. Existe una versión de la app oficial que ha sido modificada genéticamente para evitar que esta haga la comprobación del modelo de teléfono móvil. He encontrado unas cuantas distintas y he de decir que algunas de estas también evita la comunicación de la app con internet, por lo que no se podría utilizar Clarity (una plataforma para ver todos los históricos de tus datos) o el share (otra app de Dexcom que permite a una persona ver los datos del G6 de otra persona)

Dos horas que me pasé jugando al Tomb Raider.

Una vez instalada la App y colocado el sensor (ojo, instálala antes de insertarte el sensor), tan solo quedaría inicializarlo. La propia App te va poniendo videos y te va diciendo como hay que proceder a la hora de inicializar. Te pide que introduzcas el código del transmisor (que se encuentra en la caja junto a un QR) y el código del sensor (que se encuentra en la cubierta de la pegatina que trae el aplicador, también con su correspondiente QR). Te da la opción en ambos el introducir los números de manera manual o bien usando el QR con la cámara del móvil. También te da la opción de no introducir el código del sensor, pero esto es una gilipollez, pues el código es como la referencia del transmisor a la hora de autocalibrarse, por lo que iniciar un sensor sin su código implicaría tener que realizar varias calibraciones al día, perdiendo una de las grandes ventajas de este cacharro. Desgraciadamente no he guardado capturas de este procedimiento, pero ya os digo que no es nada complicado y en todo momento te asiste la propia App.

Tras introducir los datos llegamos al momento más desesperante, el de esperar las dos horas de calentamiento. Te aconsejo que te pongas un buen video de gatitos en internet, una serie, a jugar a algún videojuego o lo que sea. Mejor si mantienes las manos ocupadas o te pasarás las dos horas mirando el móvil cada 2 minutos.

Sobre 5 minuto te dice la App y yo más nervioso que Geppetto en el Ikea.

Como podéis ver en la imagen, la App está en inglés. Esta fue la primera de las App parcheadas que me descargué, pero actualmente tengo otra que ya sí que está en español. Como algunos ya sabrán, en muchos países se usa una unidad distinta para medir la glucosa en sangre. En España se usa el miligramo por decilitro (mg/dl) pero en países como Reino Unido, Irlanda, Estados Unidos o Alemania se usa una unidad distinta, el milimol/litro. No sé si esto tiene que ver con el uso del Sistema Imperial de medida; si, ese de las películas de los americanos que te dicen que están a 50 millas del refugio más próximo para poder escapar de los zombis y te quedas diciendo ¿eso es cerca, lejos…?

El caso es que, si compras el receptor en UK o uno de estos países, tienes que saber que este vendrá configurado exclusivamente para dar las medidas en mmol/l. Las App no oficiales imagino que, igual, algunas vendrán configuradas en mmol/l y otras en mg/dl, yo las dos o tres que he ido probando me han dado los resultados en mg/dl.

La aplicación está configurada para reírse de ti, pues los minutos se van restando en la cuenta atrás y cuando te quedan 5 minutos, la muy graciosa, te dice que queda sobre 5 minutos, ya, ¡eres una maquina! ¡deberías saber el tiempo que te queda!

Mi primera glucemia. Siempre la recordaré.

Finalmente, la cuenta atrás acaba y te muestra tu primera glucemia. Como dije en mi entrada anterior, este sistema te da una glucemia cada 5 minutos. Arriba tenéis el valor de la glucemia en ese momento y abajo la gráfica donde se van registrando las glucemias. Para poder ver el valor de cada punto de la gráfica hay que girar el teléfono o pulsar sobre la gráfica, de manera que esta se expande y te permite, dejando el dedo encima, seleccionar uno de esos puntos para ver su valor y a qué hora exacta fue tomado.

Otras de las cosas que se pueden hacer con la app es introducir datos interesantes como cuando te pones un bolo de insulina o si comes, la cantidad de carbohidratos ingerida. Si haces ejercicio, o eventos de salud (Estrés, enfermedad…)

Aspecto de la App cuando la giras. Peaso de basal tengo en la noche, qué control…

Sobre el circulito donde aparece la glucemia actual decir que también nos aporta otra serie de datos, muy importantes. Por un lado, el color nos indicará si estamos dentro o fuera del rango, de tal manera que si se pone en rojo será que el valor está por debajo del rango establecido y si se pone amarillo, estaremos por encima. Estos rangos se pueden configurar en el apartado de configuración de las alarmas de la app. Yo tengo configurado el limite bajo en 80 y el alto en 200 (como viene predeterminado), pero en la noche tengo el límite inferior programado en 85 para que me avise de las hipoglucemias nocturna con antelación. Las alarmas, por tanto, se pueden configurar de manera distinta para distintos momentos del día. Si te interesa tener una alarma distinta por la mañana de lunes a viernes para el trabajo o los fines de semana a una hora determinada puedes configurarlo a tu antojo.

Los Power Rangos.

Otra cosa que se puede configurar es el sonido de la alarma. Yo he dejado la predeterminada porque me recuerda a un camión dando marcha atrás y me hace mucha gracia. Además, es lo suficientemente desagradable como para despertarme, y eso que yo soy un tronco durmiendo.

Imagen extraída de la guía.

Otra de las cosas importantes es el tema de las tendencias. La flechita puede encontrarse en 8 posiciones distintas. Si se encuentra hacia la derecha, significa que nuestra glucemia es estable y los cambios son menores a 1mg/dl. En esta situación podríamos dar por buena esta glucemia a la hora de tomar una decisión como corregirnos o decidir cuanta insulina ponernos para una comida. Otra de las tendencias puede ser la flecha señalando de manera oblicua hacia arriba o hacia abajo. Esto nos indicaría un cambio lento (1-2 mg/dl) en nuestra glucemia. Si la flecha señala directamente hacia arriba o abajo el cambio es mucho más brusco (2-3 mg/dl); y si la flecha que señala hacia arriba o abajo es doble el cambio es muchísimo más brusco (más de 3 mg/dl) por lo que convendría empezar a pensar en tomar algún tipo de medida o preguntarnos en qué hemos fallado (bolo demasiado antes de la comida o demasiado tarde, fallo al contar carbohidratos…). Otra de las posibilidades es que no haya flecha. En ese caso hay algún tipo de error que impide a la aplicación saber qué tendencia está siguiendo la glucemia. A mí personalmente no me ha aparecido esto nunca en este mes de uso.

Como expliqué en la entrada anterior, este sensor tiene un MARD del 9%, por lo que su sensibilidad es impresionante. Tengo unas cuantas imágenes comparando mi glucómetro con el sensor y la verdad es que la clava. Cuando la flechita marca estabilidad glucémica prácticamente es la misma que da el glucómetro; pero es que cuando hay tendencias en muchos de los casos las glucemias las clava igual. Y esto es una cosa que se ha repetido durante todo el mes de uso que le he dado a un mismo sensor, habiéndolo reiniciado y estirado (que se supone pierde sensibilidad). Os dejo un par de imágenes para que veáis, aunque desgraciadamente no tengo ninguna foto clavando la glucemia con alguna tendencia.

Este mensaje me apareció tan solo una vez, pero se reconectó a los minutos.

Sobre errores, problemas y demás, decir que apenas he tenido… solo una o dos veces se ha desconectado el sensor de la app de manera misteriosa, pero en unos minutos ha vuelto a reconectarse sin problema. Con el sensor, te puedes alejar del móvil tanto como el bluetooth te permita y en caso de alejarte tanto que pierdas la conexión, se reconecta sin problema automáticamente sin perder ninguno de los datos durante el tiempo de desconexión.

Dexcom también tiene dos apps bastante interesantes. Por un lado, está la app Dexcom Share, mediante la cual quien lleva el sensor puede compartir sus datos con otra persona. Esto es ideal, por ejemplo, para los más pequeños, pues puedes tener acceso a sus glucemias mientras están en el cole o con algún familiar que alomejor no controle mucho el tema de la diabetes, de manera que de manera remota puedes ver su glucemia e incluso configurarte alarmas de la misma manera que en la aplicación maestra. Las alarmas, incluso, se pueden configurar de manera distinta a las de la app.

Señalado con una flecha el botón para compartir.

Leí por foros el caso de un pequeño que llevaba el sensor y los padres habían compartido mediante Share los datos con la enfermera del colegio (enfermeras escolares, un tema pendiente). Esta se quejó de que por las noches le sonaban las alarmas del peque cuando este ya había vuelto a su casa. En este caso, la enfermera podría haberse programado las alarmas de manera que fuera del horario escolar estas no le sonaran.

Compartir es muy fácil, tan solo hay que darle al botón superior en el que pone share, añadir follower y poner el correo electrónico; la otra persona recibirá un email con un enlace que le sincronizará con la app de manera automática (previamente tendrá que haberse descargado la app Share).

Cuando pulsamos sobre el botón de Share, otra de las informaciones que nos da la app es la del estado de conexión con internet. Digo esto porque al principio, la app que yo había instalado no se conectaba a internet y esto no me permitía que mis datos se guardaran en Clarity o Nightscout; por lo que, si usas una app pirata para móviles no compatibles, te aconsejo que te asegures que si conecte con internet.

Algunos de los datos de la app Clarity. Su versión de ordenador es más completa y aporta muchos más datos.

¿Qué que es Clarity? Se trata de una plataforma que sube tus datos a los interneles de manera que puedes acceder a ellos, o bien desde la app de Clarity, o bien desde el navegador de un ordenador. Mediante esta plataforma se pueden generar informes, interesantes para llevárselos al endocrino o para tener datos que nos ayuden a mejorar nuestro tratamiento. Para que esto funcione correctamente es recomendable que te hagas follower de ti mismo descargándote la app Share y enviándote una invitación a tu propio correo.

Estirando el sensor…

Llegamos a la parte más controvertida de este post. ¿Qué significa estirar un sensor? Dexcom te garantiza 10 días de uso de este sensor, una vez que este tiempo termina, el sensor expira y deja de darnos datos y en la app nos avisa de que hay que cambiar el sensor por otro. Existen muchos métodos distintos para engañar a la aplicación de manera que reiniciamos el mismo sensor (sin tocarlo de la piel) para estirar su uso más allá de los 10 días. Esto implica perder la garantía de la empresa para ese sensor, al igual que esta no se responsabiliza si las lecturas son incorrectas; por lo que tomar la decisión de estirar un sensor es totalmente bajo nuestra propia responsabilidad. Esto quiere decir que hay que ser consecuente y usar las cosas con cabeza. No podemos desterrar las glucemias capilares, pues son las que no van a confirmar que las lecturas del sensor están siendo correctas y cuando veamos que no nos podemos fiar de un sensor, es mejor cambiarlo para evitar problemas. Los síntomas también son importantes; si sientes una hipoglucemia y tu sensor marca 130, confírmalo con una glucemia capilar. Si te has comido un bocadillo de tortilla y el sensor te marca 67, pregúntate si esa glucemia es posible y confírmala con una glucemia capilar.

Yo he pasado 30 días con un mismo sensor, es decir, me ha expirado 2 veces y las dos veces lo he reiniciado sin problema. Decir que durante estos 30 días las glucemias han sido prácticamente igual de precisas que durante los primeros 10 días; me atrevería a decir que en el primer reinicio el sensor iba incluso mejor. Ojo, esto no quiere decir que no me diera algunas lecturas distintas a las capilares, pero estas no eran tampoco descabelladas, quiero decir, no me ha dado una falsa hipoglucemia o una falsa hiperglucemia. Si mi glucemia está en 80 y poco y marca tendencia hacia abajo, más que seguro que una hipoglucemia is coming.

Calibraciones he realizado un par de ellas en situaciones de estabilidad glucémicas donde la diferencia era más acusada de lo que acostumbra este sensor. Como sabréis, hay que tener cuidado con calibrar de más, y lo bueno de este sensor es que se autocalibra y, probablemente, si en algunos de los casos en los que calibré no lo hubiese hecho, el propio sensor habría vuelto al buen camino por sí solo.

Ahora bien, ¿De qué manera podemos estirar el sensor? Si buscas por los interneles encontrarás varias maneras para reiniciarlo. Unas formas con el móvil, otras con el receptor, otras requieren separar el transmisor (cuidado, pues cuando quitamos este, el sensor se rompe) … la forma en la que yo lo he hecho ha sido muy sencilla.

Cuando el sensor ya ha expirado se le da a terminar el sensor y vuelves a darle a la aplicación como si fueras a colocarte otro sensor nuevo. Sigues los pasos igual pero cuando te pide que introduzcas el código del sensor lo inicias sin código. Empieza el calentamiento, pero en lugar de esperar las dos horas tan solo esperas 15 minutos y lo vuelves a parar en configuración. Volvemos a iniciar el sensor, como si fuera nuevo, y esta vez sí que introducimos el código cuando nos lo requieran. Volvemos a esperar 2 horas y listo, tenemos nuestro sensor funcionando como el primer día.

Últimos días:

Este era el aspecto que tenía el sensor antes de despegarlo. Chica paliza la que le he dado.

Treinta días son muchos para el pegamento de un aparato diseñado para durar tan solo 10 días adherido a la piel. Como ya dije, soy novato en esto de los sensores, y como buen novato he cometido algún error, pero el error más estúpido y que podría haber solucionado previendo y haciendo caso a lo que en foros y blogs aconsejan. Los primeros diez llevé el sensor pegado sin ningún tipo de protección o esparadrapo, y he de decir que aguantó, incluso algún día más sin despegarse por los bordes ni nada, pero a partir de los 12 o 13 días, este empezó a despegarse.

Usé el hueco del aplicador como guía a la hora de recortar el apósito.

Eché mano, como buen enfermero al esparadrapo de toda la vida, el de papel, el único que tenía a mano en casa cuando vi que empezaba a despegarse; y he de decir que me aguantó un par de días, pero las duchas (diarias, por supuesto) lo iba despegando. En el trabajo se me ocurrió coger un poco de omnifix, un tipo de esparadrapo elástico que viene en rollos largos y se pueden cortar a antojo. Como la textura es más o menos parecida a la del esparadrapo que trae el propio sensor, pensé que aguantaría, pero me equivocaba, en dos o tres días ya estaba despegado.

Finalmente me decanté por usar un apósito de vía, ese apósito transparente que usamos para fijar la cánula del gotero a la piel (puedes encontrarlo en farmacia como Hydrofilm). Esta fue una muy buena solución, pero soy un desastre con las manualidades y no lo pegué muy bien; pero aun así me ayudó a aguantar unos días más.

Imagino que dependerá de la piel de cada uno, las reacciones alérgicas, enrojecimientos…

Arriba podéis ver el estado del sensor después de 30 días pegado a mi abdomen. Lo único que faltó es grapármelo directamente o ponerle cuatro o cinco clavos. También os dejo una foto de la zona después de haberme quitado el sensor. Al igual que con la cánula de la bomba de insulina, los restos de pegamento me los quito con aceite (cualquier tipo, desde aceite de almendras hasta aceite de oliva).

El ultimo día, cuando me expiró, decidí quitármelo, no por que fallara o porque fuese impreciso… Me lo quité porque el kit de inicio que compré trae 3 sensores y un transmisor. El transmisor tiene una autonomía de 90 días, por lo que, si estiro cada sensor 30 días, podré exprimir el transmisor con tan solo una caja de sensores.

Con el segundo no cometí el mismo error que la primera vez, desde el día 1 lo fijé con este apósito transparente y, de momento, llevo más de una semana con él pegado como el primer dia.

El segundo sensor lo aseguré desde el día 1.

Este ha sido un mes complicado, fiestas, viajes, cenas… y el sensor me ha ayudado muchísimo a tomar decisiones a la hora de enfrentarme a estas situaciones fuera de lo cotidiano. Un gran sensor, muy preciso y cómodo. Lo único que le falta es que le bajasen el precio aquí en España, una lástima que se permita este tipo de especulación con una tecnología que nos es de tanta ayuda. Una lástima que la sanidad se obceque en un modelo de curación y no de prevención; pues, si quieren números y cifras, estoy seguro de que subvencionar este tipo de sensores sale mucho más barato que pagarnos las diálisis o la invalidez por falta de un pie o por ceguera.

Espero que este post os haya servido de ayuda o aclarado alguna duda. Recordad que almacenar datos no sirve de absolutamente nada, esos datos hay que usarlos, interpretarlos y tomar decisiones. Espero poco a poco poder avanzar en este blog y ayudaros también en esos cometidos. La información nos hace fuerte.

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